Se propone intervenir sobre las dos naves existentes y ampliarlas a la manera de los cortijos andaluces aislados en el campo tradicionalmente compuestos por agregación de volúmenes, blancos, edificios con funciones diferenciadas en torno a un patio o corral.

Se entiende que este emplazamiento es el más adecuado por dos razones:
1. Preferimos rehabilitar y dar un nuevo valor a edificios ya existentes, antes que edificar.
2. Entendemos que esta es la elección con más sentido a la hora de pensar en un espacio que acoja la obra de Santiago Ydañez, autor en cuya obra encontramos una nueva visión contemporánea sobre temas y mundos arraigados en nuestra cultura. No se puede entender mejor espacio para albergar su obra que la intervención sobre un elemento tradicional y de valor ya existente para su transformación en algo contemporáneo, el nuevo centro de Arte Contemporáneo de Puente de Génave.

El Nuevo Museo que proponemos se vuelca por tanto en sí mismo, incorporando las naves existentes y extendiéndose por el área de las antiguas caballerizas. Como en los Cortijos tradicionales, cada volumen responde a la función que alberga, pero manteniéndose la unidad mediante la definición de un perímetro continuo. El complejo resultante trata de mostrarse como un elemento compacto, único, sólido, pero heterogéneo, formado por la suma de distintos elementos de distintas escalas. Se busca mantener así el carácter rural y respetar el paisaje propio de estos campos.

Por otro lado, se entiende que el nuevo Centro de Arte Contemporáneo Santiago Ydañez será mucho más que un espacio dedicado a la exposición de su obra. Formará un importante equipamiento cultural para el municipio, y en ese sentido se han proyectado los espacios más funcionales, dedicados a distintas actividades como la Sala de Proyección, la Mediateca y zona de Talleres, la cafetería o el espacio central, que puede albergar proyecciones al aire libre, como posible cine de verano, en el patio de acceso al museo.

Los espacios funcionales ligados a actividades concretas ocupan las naves existentes, más accesibles a un uso frecuente e independiente del museo, reservando la ampliación en el área trasera al espacio puramente expositivo, aportando claridad espacial, amplitud y diafanidad. Se propone un espacio fácilmente configurable en distintas salas de exposiciones o en un espacio único, que puede albergar obras de distintas escalas y que responde mediante gradientes lumínicos, a los distintos requisitos de luz.

Cuatro volúmenes destacan sobre un muro perimetral continuo que conecta la ampliación con las naves existentes. Cuatro grandes lucernarios en torno a un espacio central iluminado superiormente, a través del cual la luz se introduce tamizada hacia el interior. Revisión del patio interior de un cortijo.

Estos volúmenes de mayor altura presentan varias funciones: Por un lado expanden el espacio, lo dotan de mayor altura, necesaria a menudo para obras de arte contemporáneo de gran tamaño o suspendidas. Por otro lado proporcionan iluminación natural cenital, variable en función de su orientación y del control regulable de la entrada de luz.

De esta manera se consigue tener distintos tipos de iluminación natural: La luz tamizada que se filtra por el lucernario central, la luz cenital que penetra por los lucernarios verticales, arrojada sobre los muros, y la luz más escasa de los espacios laterales, idónea para aquellas obras que requieren tan solo una iluminación artificial puntual. En cualquier caso, como hemos señalado, todas las entradas de luz natural se regulan mediante mecanismos en función de las necesidades.